El fraude electoral en Colombia
es un tema del cual pocos medios hablan, pues para muchos, incluida la población
en general, no se puede concebir algo así en un país como Colombia, quizás si
en lugares como Venezuela o Nicaragua, sin embargo, el fraude electoral puede
ser más común de lo que usted cree.
Es cierto que, desde hace una década,
la medición estadística de intención del voto sobre la opinión pública ha
venido intensificándose y más aun desde que se ha facilitado el acceso internet,
hoy en día cualquiera puede participar de una encuesta desde la comodidad de su
casa y desde la practicidad que el teléfono celular brinda. Sin embargo, ¿Qué tan
confiables son los resultados de estas encuestas? Y ¿Qué tiene que ver esto con
un fraude electoral?
Para nadie es un secreto que la población colombiana
es una de las mas pasivas de América Latina, población compuesta por masas fácilmente
influenciables donde la falta de educación y de pensamiento critico ha contribuido
a acrecentar este fenómeno. Esto permite que en épocas electorales los
candidatos aprovechen las necesidades y carencias de la población para
abanderar sus campañas. Las encuestas han medido el éxito o el fracaso de las campañas
electorales y la participación en las mismas con cada jornada se incrementa
mucho más, sobre todo con las redes sociales. Sin embargo, desde hace mas de
una década, las encuestas han mostrado valores irreales con respecto a los
resultados finales en las urnas. Las predicciones estadísticas han fallado,
mostrando una enorme variación en la intención de voto de la población solo días
antes de las elecciones. Como decía anteriormente, con las características que
tiene la opinión publica colombiana, este fenómeno parecería algo normal, pero también
me permito pensar que esto pueda llegar a ser intencional.
·
El 26 de abril del 2010, a solo un mes de los
comicios presidenciales en primera vuelta, la revista semana publicaba un articulo
con datos estadísticos sobre la intensión de voto de los colombianos, donde Antanas
Mockus (candidatos del Partido Verde) se imponía con un 38% y Juan Manuel
Santos (candidato del partido U) solo con un 26% (según la séptima medición Ipsos-Napoleón
Franco) y en ese mismo articulo informan que las probabilidades de Mockus de
ser el ganador eran superiores, sin embargo fue Juan Manuel Santos quien se
impuso con un 46.59% (Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil, boletín
No. 49.), (Articulo Revista Semana: http://www.semana.com/elecciones-2010/actividad-politica/articulo/mockus-38-santos-29-segun-encuesta-ipsos-napoleon-franco/116002-3
)
·
En septiembre del
2015, la candidata por el Polo Democrático Clara López punteaba en las encuestas
para la Alcandía Mayor de Bogotá con un 25% de la intención de Voto, mientras
que Enrique Peñaloza (finalmente ganador), solo mostraba un porcentaje de 13% (fuente:
http://caracol.com.co/programa/2015/06/11/6am_hoy_por_hoy/1433998440_801880.html
)
·
En septiembre del 2016, durante el plebiscito
por la Paz, el “Si” se posicionaba como vencedor con un 55% de intención de
voto mientras que el “No” solo con el 36%. Sin embargo en la elecciones dos
meses después el “No” termino ganando con un 50,2% (fuente: http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/encuesta-del-plebiscito-si-55-por-ciento-51497
)
Estos son algunos ejemplos que
confirman la poca certeza de las encuestas, en la población en general, estas mediciones
han perdido credibilidad. No obstante, es importante señalar que no se
realizaron ningún tipo de manifestaciones en ningún medio sobre los sorpresivos
resultados en las elecciones anteriores, la población civil acepto los
resultados pasivamente. Y ahora, un resultado parecido es prácticamente algo de
esperar.
Es importante detenerse un
poco a pensar en la posibilidad de que esto sea una puerta de entrada, planeada
para un fraude electoral a gran escala. Tranquilamente, bajo el argumento
valido de la falta de precisión de las encuestas, se pueden manipular los
resultados haciéndolos ver como normales. Imagínese usted que el candidato más popular en las redes y
en público puntea en todas las encuestas, pero después no gane como lógicamente
se esperaba, el hecho de desacreditar las encuestas por su pasado impreciso
(dudas) hace pensar inmediatamente que es normal, ha pasado antes, bajo ese
argumento evitan cualquier tipo de cuestionamientos al respecto, la población
se queda tranquila como siempre ha estado y la “democracia” actúa a puerta
cerrada.
Esta
es solo una forma de cuestionar los hechos que vienen ocurriendo a raíz de la
creciente participación en las encuestas, pero también es difícil entender cuestionarse
esto ya que como dije anterior mente, la población colombiana no es una población
de voto sostenido, en volátil y variable, así como lo son las campañas y los métodos
de captación, solo pretendo dejar una duda: ¿Será verdad que hay que
desacreditar las encuestas o será que han venido ablandado el camino para un
posible fraude electoral y que la población no tenga chance de cuestionarlo?.