majestuosos y pulcros,
como luna amada,
enamorado de tu mirada.
Que silencio incipiente,
indolente, pero paciente,
descendiente de sentimientos,
al viento bello y fresco.
La locura la viví,
la viviré en cada día,
quien en mi mente animas,
y en mi corazón respiras.
Eres el Alma del sueño
viva imagen del recuerdo,
plasmado como amor eterno,
con corazón viviendo y pasión latiendo.
Hay dulce alma!,
agradecido estoy con la vida,
que me ha llevado a la deriva,
por tu anhelada sonrisa.
Quiero tener mil historias para contar,
quiero cantar y suspirar,
como enseñastes algún día,
a tu lado vivir en alegría.
Creer en un día a día
fantasear en perspectiva,
creando en introspectiva,
catarsis persuasiva.
Ay que vida la mía!,
Suertudo quien lo diría,
de conocer tales ojos,
con alma sin despojos.
Un mar te besaría,
un rió te escucharía,
a un corazón ingresarías,
y co tu mente volaría.
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