Caminaba por el
pasillo verde, que daba a la parte trasera de su jardín, encontró una silla
mecedora que nunca había visto, muy bella y agradable, con confianza se sentó y
observo cuidadosamente como las rosas florecían de forma rápida, jamás había
visto tanta hermosura: los lirios, los girasoles, las azucenas, todo el jardín
mostraba su esplendor de forma muy rápida, parecían moverse con total libertad.
Los animales de la tierra parecían moverse y crecer con rapidez, pero también
pudo notar que el brillante sol se tornaba gris, y el viento era cada vez más
fuerte; pronto las flores comenzaban a marchitarse, pareciese que se auto calcinaban y la
tierra moría, ¡estaba aterrorizada! Vio abrirse la puerta del viejo mausoleo y
vio decenas de sombras salir, acercándosele cada vez más, el frío era
congelante y se vio desnuda, las sombras se acercaban cada vez más y decidió
correr, pero una enorme rama se interpuso en su camino haciéndola caer. Cuando
estuvo en el suelo, observó como millones de cucarachas y ratas salían de los
muros de la mansión y se alejaban rápidamente de la casa, las aves volaban con
prisa, los árboles se cristalizaban, intentaba moverse pero le era imposible,
el miedo la paralizaba por completo, comenzó a sentir como su cuerpo se
levantaba de la tierra, las sombras se acercaban y entonces pudo ver sus
rostros, carecían de belleza pero se adecuaban al rostro humano, en sus ojos
solo había oscuridad. De repente se encontró en medio de su cama, transpirada y
temblando exageradamente, su corazón latía tan rápido que apenas podía
respirar, y no pudo conciliar de nuevo el sueño, todas las noches eran iguales,
la misma pesadilla que nunca entendía.
El clima era
perfecto, el sol se imponía como nunca antes sobre el bello prado de su jardín,
comprendía un agradable espacio para sus comunes reflexiones y meditaciones. En
otoño, los días eran más largos, por ende, gozaba de mucho más tiempo para
compartir con la naturaleza, hacía mucho tiempo que no se sentía tan enérgica
de salir a su jardín y hoy está más decidida que nunca.
Descendió
suavemente por la escalera y abrió la puerta con sigilo, tratando de no hacer
ruido, agarró el abrigo más cercano del closet y bajó suavemente los escalones de la entrada
principal de la mansión, deseaba con todo su corazón sentir el olor del jardín,
ver cada una de las flores invernales que comenzaba a nacer y también las hojas
de los arboles volar por el viento.
Comenzó a caminar
muy despacio por el Camino del Rey, maravillándose con la hermosa línea de
tulipanes que indicaban el recorrido, podía observar en ambos lados el césped
perfectamente cortado y las diferentes flores otoñales que para la época
comenzaban a marchitarse pero conservaban su belleza; las Ageratums,
Amaranthus, Antirrhinums, Calceolarias, Caléndulas, Callistephus, Clarkias,
Cobaeas, Cosmos, entre otras más que decoraba el vasto jardín. Se detuvo en la
parte trasera, justo en aquel lugar donde comenzaban sus pesadillas, sentía un
poco ansiosa, pero sabía que peores pesadillas podría vivir en el mundo real,
se sentó en el borde del camino y observó directamente al viejo mausoleo; el
moho y las enredaderas habían dejado la entrada en ruinas, parecía un arbusto
descuidado por décadas, pero aun así, la imponente estructura se resistía a la
avanzada de la naturaleza sobre ella, Isabel solo conocía historias sobre aquel
monumento, historias que no le gustaba recordar, pero cada noche era obligada a
hacerlo.
El jardín de la Mansión Kwosky había sido
planeado para las reuniones y festejos de la familia, una extensión de tierra suficiente para
albergar a más de dos mil personas, antes solía ser un lodazal al igual que el
terreno de la mansión, pero al ganar la guerra, el general Kwosky, Principal al
mando del ejército del imperio ¨El Lobo¨, decidió retirarse y en honor a su
servicio en la batalla se le fue concedida una vasta extensión de tierra
ubicada en las afueras del Reino, donde solo los honorables podían residir. El
veterano de guerra ordenó construir el
hogar con ostentaciones dignas de un héroe. Originalmente se construyeron
cuatro torres de cuatro pisos que se conectaban a la torre central, pero años después el Principal Kwosky decidió
unificar las cuatro torres y la central en una sola casa, el espacio interno era la réplica exacta de
los palacios reales, y su decoración fue modernizada con el paso de los
siglos.
Generaciones
descendientes del ¨El Lobo¨ habitaron la mansión, quienes hacían cambios a
su gusto, Marina Kwosky, doscientos años después, fue la primera en construir
el jardín junto a su hijo Isaac, ambos coincidían en que debía ser la parte más
importante de la casa, tenía que ser especial, así pues, invirtieron una gran
fortuna. El jardín era tan perfecto y meticulosamente planeado, se extendía 20
metros desde donde terminaba la muralla de la mansión, así mismo en todos sus
frentes, formando un cuadrado exacto, construyó un camino de madera de pino del
Reino que recorriera todo el jardín, llamándolo "El Camino del Rey" y
en los extremos construyó dos enormes fuentes para la recreación de las aves de
jardín.
Pero Isaac, a
diferencia de Marina, veía al jardín para cosas más útiles que dar una buena
imagen, decidió hacer el mausoleo de la familia Kwosky en la parte trasera,
decidió construirlo tan profundo como la tierra le permitiese y adornarlo con
metales y piedras preciosas en honor a su
familia, también ordeno trasladar los restos de sus ancestros desde el
cementerio del Reino hasta su nuevo mausoleo; su madre no pudo convencerlo de
desistir de la idea, pues para ella el molestar a los muertos en sus eternas
residencias molestaría a la propia muerte, pero Isaac no creía en agüeros ni
supersticiones además, ordenó construir una red de túneles subterráneos debajo
de la mansión como ruta de escape ante cualquier eventualidad, pues el Reino se
encontraba en inestabilidad.
Una vez finalizada la obra, Isaac pasaba mucho
tiempo contemplando en detalle el mausoleo, su belleza, su imponente red de
túneles, se sentía orgulloso de ello, pero también sentía una extraña
curiosidad por la muerte, durante el proceso de construcción había comprado por
error un grimorio, sabia de la existencia de esos libros, pero no era bien
visto que un hombre de alta clase tuviera en su poder tal clase de escritos,
pero su curiosidad superaba las apariencias sociales. Durante días se encerraba
en el mausoleo y ordenaba que nadie se atreviera a molestarlo, Marina se
preocupaba cada vez más, el aspecto de su hijo cambiaba rápidamente y solo en
su mente estaba el encerrarse en aquel laberinto de muerte, los sirvientes
manifestaban que escuchaban voces provenientes de los ¨sótanos¨ - cómo solían
llamar a los túneles- , fuertes olores y a veces hasta avistamientos de cosas
extrañas que nunca lograban describir.
Un día Marina envió
a Isaac con un mensaje para la reina, le indicó que debía ser entregado lo
antes posible, siendo así, Isaac partió inmediatamente, aprovechando esto,
Marina se dirigió al mausoleo absolutamente decidida a averiguar qué era lo que
su hijo hacia en ese lugar, llevo con ella a dos de sus esclavas quienes le
ayudaron a abrir las pesada puertas de hierro.
Estaba todo en
completa oscuridad, sentían mucho frío proveniente del interior del lugar.
Tenía escaleras extensas de mármol con acabados en oro, escalón por escalón
descendieron sus esclavas, cada uno resonaba en un eco que se hacía cada vez
más escalofriante y el frío se hacía más intenso. Marina descendió también,
estaba convencida de que su hijo escondía a alguien el aquel lugar, cuando toco
el suelo de la recamara principal, pudo escuchar pasos en el pasillo que daba
a los túneles, ordeno inmediatamente a
sus esclavas que le trajeran a aquella persona. Las esclavas pálidas se miraban
una a la otra, avanzaron juntas por el pasillo que daba a la red de túneles, mientras
Marina observaba como se perdían en la oscuridad.
Marina comenzó a preocuparse, aunque no
tenía noción del tiempo, sabía que había pasado un tiempo suficiente y sus
esclavas ya deberían haber regresado, trató de salir, pero la puerta de hierro
era demasiado pesada para ella, así que comenzó a avanzar sola por la recamara,
en medio de la oscuridad, sentía que el frío fraccionaba su piel y se metía en
sus huesos, sintió como del cielorraso le caían gotas, la oscuridad no la
dejaba determinar de que eran aquellas gotas, después de pasar por el corredor,
llego a la red de túneles, caminaba pausadamente, con mucho sigilo, llego a un
pequeño espacio donde emanaba una intensa luz roja, y había una gran trono;
descuidado, sucio, y evidentemente antiguo. Marina se paseó con curiosidad por
el pequeño espacio, se detuvo un instante y una expresión de horror se dibujó
en su rostro.
-¿Isaac?- dijo con voz entrecortada
-Madre- respondió asintiendo
-Pero tú estabas…-
-¡Tengo un regalo para ti!- interrumpió con
fuerza, mirándola fijamente y sonriendo.
Todo el pasillo se ilumino de forma
instantánea, dejando ver a sus esclavas en pedazos levitando en el cielorraso
de la cripta, goteaban sangre por todas
partes, Isaac levanto la mirada, abrió los ojos y observo a su madre fijamente,
parecía agradarle como el miedo se apoderaba de ella. Marina grito y los
pedazos de sus esclavas cayeron al piso, un olor nauseabundo se apodero de la
cripta y el frío desapareció reemplazado por un calor tan intenso que las
partes humanas comenzaban a quemarse. Marina corrió hacia la puerta, pero esta
había desaparecido, se encontró frente a una gran pared de piedra caliza con la
frase en latín “Immortalia ne speres, infernus íncipit”( explica esta frase en
español) , Isaac caminó suavemente hacia ella, mientras pronunciaba palabras
incomprensibles para sus delicados oídos.
Al día siguiente, el jardín de la mansión
Kawosky se marchito completamente, la tierra estaba arruinada y cubierta de
hojas secas de color negro y con el pasar de los días, los sirvientes de la
casa reportaron la aparición de los cuerpos de las dos sirvientas, Marina e
Isaac brotando de la tierra esparcidos por todo el jardín.
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