martes, 10 de diciembre de 2013

La filosofía de la Soledad

Una Ciudad Solitaria

Un día soleado, si pero también  frío gracias al viento,  así suelen ser aquellos y maravillosos días del inicio del ciclo climático, primavera, son muchos los recuerdo de aquellos momentos en lo que la soledad era mi compañía absoluta e incondicional, la depresión era un llamado al vivir, y la vida se convertía en monotonía  al igual que el arribo constante de olas a  la orilla del río, la brisa y la humedad se sentían en todos los rincones de la ciudad que para entonces a esa hora comenzaba a hacer presencia en el mundo, y donde para mí la reflexión llega por que la necesidad la llama.

La oscuridad desaparecía y las farolas se apagaban dando paso a la luz natural, y al gran ajetreo humano que hacían ver las monumentales  calles,  en simples toboganes donde  el mundo se deslizaba hacia sus centros laborales, en ocasiones centros  donde la humanidad ruega y se humilla para sobrevivir, pero estamos en el mundo moderno, los sentimientos son electrónicos y nuestra mente es sistematizada, hoy la vida es algo más, un tiempo más, una cosa más.

Aquí estoy yo, sentado, intentando escribir  para expresar,  mirando por la ventana como el viento hace danzar los arboles de un lado al otro, esparciendo las hojas secas por todo el minúsculo campo que se ubica en la parte trasera de mi casa y viendo como el sol alimenta la poca vida que una ciudad como esta deja crecer, Esa la poca vida que no se logra destruir por necesidad extrema del humano a compartir por lo menos de manera visual con la creación similar a él, pero no aceptada de Dios.

Pero así somos, un complejo mar de órganos y líquidos funcionales y perfectamente diseñados para fallar y morir, pero lo más interesante es que aún no se logra entender cómo puede ese cuerpo vivir, porque además de ser lo que naturalmente somos, también tenemos un ramal de sentimientos comprimidos y expresados que a lo largo de nuestra existencia afloran en ciertas situaciones y nos sorprendemos de ellos, pero si algo es cierto, es  que esta ciudad, grande y fuertemente erguida por la historia y la cultura, en la que mundo pone sus ojos y en la que la humanidad pone sus sueños se ha crecido por pensamientos solitarios, si, una ciudad solitaria, vacía, seca, infeliz, incierta y con una enorme fachada de edificios que le falsifican la sonrisa al mundo.

La soledad es el  sentimiento más común, y más ignorado, porque puede ser fácilmente controlado pero nunca destruido, en ciudades como esta y como en muchas otras, la soledad se ha escondido bajo un manto material, donde nuestros teléfonos disfrazan a la necesidad de relacionarnos y, donde  el drogarse es llenar ese vacío emocional de tenerlo todo y no estar feliz, pero la gente cree que vive feliz, y eso es lo que importa, en la sociedad, la portada de un libro es lo que más importa.

La soledad actual es el sentimiento que se tiene cuando se pierde lo que nunca se tuvo, es el  paro de un corazón inexistente, hoy la humanidad crece como un árbol sin hojas, crece por crecer y vive por que le toca, se llora a quien nunca se amó, y se extraña quien nunca se le  tuvo importancia.

Ciudades como estas,  bajo las esplendorosas fachadas de los edificios las persona viven su pesadilla, así la disfracen, porque el humano es un camaleón que vive de apariencias y disfraza sus realidades por miedo a ser quien realmente es,  pero para muchos otros también por miedo a morir de hambre,  sentirse solo en una ciudad es el pan de cada día, miles de personas camina por las calles pero  al ver con los ojos de la realidad, la calles van vacías porque la mayoría vive vacíos, son cuerpos que caminan con mentes distraídas, con falsas compañías, donde solo sus propiedades los disfrazan y los hacen visibles al mundo, un mundo tan incomprendido, vacío y solo como ellos, como todos ustedes y como yo.

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