lunes, 1 de diciembre de 2014

El Jardín del ¨Lobo¨

Caminaba por el pasillo verde, que daba a la parte trasera de su jardín, encontró una silla mecedora que nunca había visto, muy bella y agradable, con confianza se sentó y observo cuidadosamente como las rosas florecían de forma rápida, jamás había visto tanta hermosura, los lirios, los girasoles, las azucenas, todo el jardín mostraba su esplendor de forma muy rápida. Parecían moverse con total libertad, los animales de la tierra parecían también moverse y crecer con rapidez, pero también pudo notar que el brillante sol se tornaba gris, y el viento era cada vez más fuerte, pronto las flores comenzaban a marchitarse,  pareciese que se auto calcinaban  y  la tierra moría, estaba aterrorizada, vio abrirse la puerta del viejo mausoleo y vio decenas de sombras salir, acercándose  cada vez más, el frió era congelante, y se vio desnuda, las sombras se acercaban cada vez más y decidió correr, pero en el primer paso, una enorme rama se interpuso en su camino haciéndola caer, cuando estuvo en el suelo, observo como millones de cucarachas y ratas salían de los muros de la mansión, y se alejaban rápidamente de la casa, las aves volaban con prisa, también alejándose, los árboles se cristalizaban, intentaba moverse pero le era imposible, el miedo la paralizaba por completo, comenzó a sentir como su cuerpo se levantaba de la tierra, las sombras se acercaban y entonces pudo ver sus rostros, carecían de belleza pero se adecuaban al rostro humano, en sus ojos solo había oscuridad. Se encontró en medio de su cama, transpirada y temblaba exageradamente, su corazón latía tan rápido, apenas podía respirar, y no pudo conciliar de nuevo el sueño, todas las noches eran iguales, la misma pesadilla que nunca entendía.

El clima era perfecto, el sol se imponía como nunca antes sobre el bello prado de su jardín; comprendía un agradable espacio para sus comunes reflexiones y meditaciones, para el otoño, los días eran más largos, por ende, gozaba de mucho más tiempo para compartir con la naturaleza, hacía mucho tiempo que no se sentía tan enérgica de salir a su jardín y hoy está más decidida que nunca.

Descendió suavemente por la escalera, y abrió la puerta con sigilo, tratando de no hacer ruido, agarró el abrigo más cercano del closet y  bajó suavemente los escalones de la entrada principal de la mansión, deseaba con todo su corazón sentir el olor del jardín, ver cada una de las flores invernales que comenzaba a nacer y también las hojas de los arboles volar por el viento. El jardín de la mansión Kwosky era para ella un hogar aunque sabía perfectamente que su historia no siempre fue tan placentera como su vista. La historia de la casa como de la familia se registró durante siglos, pero todos los datos sobre el jardín habían desaparecido, solo tenia en su memoria, los relatos de su abuela, quien le gustaba recordar la historia, según ella de forma mítica.

El jardín de la Mansión Kwosky había sido planeado para las reuniones y festejos de la familia,  una extensión de tierra suficiente para albergar a más de dos mil personas, solía ser un lodazal al igual que el terreno de la mansión, pero al ganar la guerra, el general Kwosky, Principal al mando del ejercito del imperio ¨El Lobo¨, decidió retirarse y en honor a su servicio en la batalla, se le fue concedida una vasta extensión de tierra ubicada en las afueras del Reino, donde solo los honorables caballeros podían residir, se  ordenó también construir el hogar del veterano de guerra con ostentaciones dignas de un héroe, así fue como comenzó a construirse la mansión, originalmente se construyeron cuatro torres de cuatro pisos que se conectaban a la torre central,  pero años después el Principal Kwosky decidió unificar las cuatro torres y la central en una sola casa, el espacio interno era la réplica exacta de los palacios reales, y su decoración fue modernizada con el paso de los siglos,.

Generaciones descendientes del ¨El Lobo¨ habitaron la mansión, quienes hacían cambios a su gusto, Marina Kwosky doscientos años después, fue la primera en construir el jardín junto a su hijo Isaac ambos coincidían en que el jardín debía ser la parte más importante de la casa, tenía que ser especial, así pues, invirtieron una gran fortuna en un hermoso jardín; era tan perfecto y meticulosamente planeado, se extendía 20 metros desde donde terminaba la muralla de la mansión, así mismo en todos sus frentes, formando un cuadrado exacto, pero Isaac a diferencia de Marina veía al jardín para cosas más útiles que dar una buena imagen, decidió hacer el mausoleo de la familia Kwosky en la parte trasera del jardín, decidió hacerlo tan profundo como la tierra le permitiese y adornarlo con metales y piedras preciosas en honor a su  familia, fue así como también ordeno trasladar los restos de sus ancestros desde el cementerio del Reino hasta su nuevo mausoleo. Su madre no pudo convencerlo de desistir de la idea, pues para ella el molestar a los muertos en sus eternas residencias molestaría a la propia muerte, pero Isaac no creía en agüeros ni supersticiones además, ordeno construir una red de túneles subterráneos debajo de la mansión como ruta de escape ante cualquier eventualidad, pues el Reino se encontraba en inestabilidad.


Una vez finalizada la obra, Isaac pasaba mucho tiempo contemplando en detalle el mausoleo, su belleza, su imponente red de túneles, se sentía orgulloso de ello, pero también sentía una extraña curiosidad por la muerte. Durante el proceso de construcción había comprado por error un Grimorio, sabia de la existencia de esos libros, pero no era bien visto que un hombre de alta clase tuviera en su poder tal clase de escritos, pero tuvo curiosidad, durante días se encerraba en el mausoleo y ordenaba que nadie se atreviera a molestarlo. Marina se preocupaba cada vez más, el aspecto de su hijo cambiaba rápidamente, y solo en su mente estaba el encerrarse en aquel laberinto de muerte, los sirvientes manifestaban que escuchaban voces provenientes de los ¨sótanos¨ cómo solían llamar a los túneles, fuertes olores y a veces hasta haber visto cosas extrañas que nunca lograban describir.

Continua...

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